"¿Cuál es la verdad de una vida humana, y quién puede encontrarla? El mismo Dios quedaría perplejo. En medio de todas estas angustias y deleites, en medio de tanta inmundicia y de tan luminosa pureza, este cuerpo de carne se siente devorado por el fuego del infierno e iluminado por el heroísmo y la belleza. ¿Dónde está la verdad? Dios o el diablo lo sabrán, pero sospecho que ambos están perplejos.
Así, en algunos días imaginativos, mi cerebro es como los cristales de un ventanal, por los cuales viera bellezas fantásticas, formas maravillosas y los más ricos colores. Otros días, veo sólo a través de unos cristales empañados y grises, y todo es un hacinamiento de inmundicia, llamado Vida.
Si pudiéramos penetrar en nosotros mismos y extraer los pensamientos como el buzo extrae las perlas...¡Preciosas perlas de las ostras cerradas del silencio, en las profundidades de nuestra subconsciencia!"
Así, en algunos días imaginativos, mi cerebro es como los cristales de un ventanal, por los cuales viera bellezas fantásticas, formas maravillosas y los más ricos colores. Otros días, veo sólo a través de unos cristales empañados y grises, y todo es un hacinamiento de inmundicia, llamado Vida.
Si pudiéramos penetrar en nosotros mismos y extraer los pensamientos como el buzo extrae las perlas...¡Preciosas perlas de las ostras cerradas del silencio, en las profundidades de nuestra subconsciencia!"
Isadora Duncan.