Venía rápido, muy rápido y se le soltó un patín
A él que era rey de esta jungla
se le soltó un patín.
Su corazón no era un hotel
aunque corría ese rumor.
Y hoy tiene una, entre otras cruces
en este bosque siempre cruel.
Dejó un billete, que pide a gritos que lo gasten.
Como una hoja derivó en tu mismo turbio río.
Entre amuletos y talismanes,
su destino desafió.
Si su nariz crecía de tamaño,
prometía más.
No le robaba nunca a nadie,
a nadie en especial.
Ganó un orzuelo de tercer ojo,
y su nariz sangró.
No hubo caricias para su celo moro.
Y ahora mira crecer las flores desde abajo...
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